Cómo diseñar oficinas realmente acogedoras

Cómo diseñar oficinas realmente acogedoras

Diseño de oficinas con base científica

La investigación tradicional sobre el lugar de trabajo suele basarse en encuestas subjetivas, que no siempre ofrecen una imagen completa. En cambio, las mediciones neurofisiológicas ofrecen datos más objetivos al analizar factores como la frecuencia cardíaca, la respiración y los niveles de cortisol. «La neurofisiología y la psicología ambiental pueden mejorar considerablemente nuestra comprensión de cómo nos afectan los lugares de trabajo», subraya Sophie Schuller. Estos datos ayudan a optimizar los espacios para minimizar los riesgos para la salud.

Fomentar la interacción social

El ser humano tiene una necesidad fundamental de interacción social. Los encuentros cara a cara estimulan la liberación de oxitocina, que fomenta la confianza y el vínculo, así como de endorfinas, que aumentan el bienestar. «Las interacciones sociales estimulan la liberación de oxitocina, que fomenta la confianza y la conexión, así como de endorfinas, que mejoran el estado de ánimo y el bienestar general», explica Schuller. Sin embargo, la colaboración virtual reduce la actividad de las neuronas espejo, cruciales para el aprendizaje social. Por tanto, las oficinas deben diseñarse para facilitar los encuentros y los intercambios espontáneos, ya sea a través de zonas comunes abiertas, espacios de reunión creativos o modelos de trabajo híbridos que sigan fomentando las reuniones periódicas en persona.

Diseñar para la creatividad y el bienestar

Las oficinas minimalistas y estériles pueden tener un impacto negativo en el bienestar. En cambio, incorporar materiales naturales, una iluminación suave y obras de arte inspiradoras puede mejorar el entorno de la oficina. «Muchas oficinas se caracterizan por un minimalismo estricto o un ambiente clínico», advierte Schuller. Está demostrado que el diseño biofílico -la integración de plantas y elementos naturales- afecta positivamente al rendimiento cognitivo. Las plantas, por ejemplo, proporcionan un estímulo visual calmante gracias a sus patrones fractales, aumentan las ondas alfa en el cerebro y fomentan el pensamiento creativo.

Incorporar la diversidad sensorial

Más allá de los elementos visuales, factores como la acústica, la calidad del aire y la iluminación desempeñan un papel crucial. «La luz natural y una acústica agradable pueden marcar la diferencia», afirma Schuller. Maximizar la luz natural favorece el ritmo circadiano, mientras que las zonas tranquilas separadas acústicamente permiten concentrarse en el trabajo. Por su parte, los espacios abiertos y de colaboración fomentan la comunicación. La temperatura y los elementos táctiles, como texturas variadas, también contribuyen al confort general. 

Promover el movimiento

El cuerpo humano no está diseñado para permanecer sentado durante mucho tiempo. Por ello, las oficinas deben fomentar el movimiento como parte integrante de la jornada laboral. «La mejor postura es la que cambia constantemente», explica Schuller. El mobiliario ergonómico, los espacios de trabajo dinámicos y las distintas opciones de asiento -desde taburetes hasta mesas para trabajar de pie- ayudan a mantener posturas naturales. Las empresas también pueden crear incentivos para el movimiento, como reuniones de pie o zonas de trabajo creativas que fomenten los cambios de postura.

Crear espacios para las necesidades humanas

Las oficinas acogedoras tienen en cuenta las necesidades humanas fundamentales, como el descanso, la relajación y las preferencias personales. Además de los espacios de trabajo, deben incorporarse zonas de relajación que permitan desconectar. Salas tranquilas, cómodas zonas de descanso o incluso pequeñas bibliotecas pueden aumentar el bienestar.

Una oficina moderna y acogedora es algo más que un lugar de trabajo: es un entorno que fomenta la creatividad, la interacción social y el bienestar. «Los entornos de oficina suelen diseñarse para ser eficientes a través de la uniformidad, pero las personas son dinámicas», resume Schuller. Adoptando un enfoque con base científica que integre aspectos sociales, sensoriales y de movimiento, las oficinas pueden convertirse en espacios verdaderamente inspiradores. En definitiva, se trata de situar a las personas en el centro del diseño y crear espacios que favorezcan la motivación, la productividad y la salud en igual medida.

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